La biomasa es aquel combustible que proviene directamente de la naturaleza, y el pellet, que es el combustible más utilizado, está formado por unos pequeños cilindros de serrín con un diámetro de 5-6 mm y un largo de 10-25 mm. El prensado viene efectuado a alta presión y normalmente se venden empaquetados en sacos o bolsas y son muy fáciles de transportar. Deben ser guardados en un lugar seco para que no se hinchen y pierdan propiedades, ya que la humedad, así como el agua, hace que su combustión sea más lenta y se produzcan más humos.
El pellet tiene un gran poder calorífico, produce muy poco residuo en forma de ceniza como resultante de la combustión, es de fácil almacenaje y ofrece la posibilidad de aplicación en estufas y calderas, permitiendo que funcionen de forma totalmente automática. Además genera un nivel muy reducido de emisiones de CO².
El ahorro energético que se obtiene con los pellets es muy importante, gracias a su bajo precio frente al de otros combustibles como el gasóleo, el propano, el butano y la electricidad.
Las estufas de pellet con circulación forzada de aire están equipadas con un ventilador que empuja constantemente el aire caliente que el hogar produce. De esta forma el calor se propaga rápidamente en todo el ambiente. Gracias al control electrónico de la centralita es posible controlar la potencia y velocidad del ventilador en función de las exigencias de cada uno.
Las estufas de pellet tienen un funcionamiento totalmente automático, con programador horario y termostato ambiente, es decir, con automatización de las funciones de encendido y apagado. Y dependiendo de la capacidad de depósito y del sistema, se deberá cargar más o menos frecuentemente la estufa con los pellet.
VENTAJAS